Fuente: Capilae
La caída anormal del cabello es uno de los problemas estéticos que más preocupan, sobre todo a las mujeres, llegando a crear auténticos problemas de inseguridad. Y la principal razón de que cause tal grado de ansiedad es que, a día de hoy, existen muy pocas soluciones eficaces para la pérdida de pelo.
Lo primero es tener en cuenta que la caída de pelo es normal: es parte de su ciclo de regeneración. El problema es cuando se cae de manera abundante y no nace en la misma proporción o cuando el nuevo cabello no tiene la calidad del que se ha caído. Entonces sí: sufrimos pérdida de pelo.
Tranquilidad, no está todo perdido. Existen soluciones; eso sí, pocas y ninguna exenta de desventajas. ¿Sirven de algo los complejos vitamínicos, las lociones mágicas y los champús anticaída? ¿Existe algún tratamiento médico probado? ¿O la única solución es el trasplante de pelo? Os damos todas las respuestas.
Vitaminas, champús y lociones
La pregunta es clara (yo se la he hecho en mil ocasiones a farmacéuticos y dermatólogos): ¿valen para algo los complejos vitamínicos, las lociones y los champús anticaída? Y la respuesta es igual de sencilla: si la causa de la caída es la falta de algún tipo de nutriente o vitamina, por ejemplo, una carencia de hierro, funcionará; en el resto de los casos, es mejor que inviertas el dinero de ungüentos, ampollas, lociones y cápsulas en otra afición.
Este tipo de caída, junto a la estacional o la que tiene una causa emocional, como el estrés o la depresión, es la más fácil de solucionar. Se trata, lo primero, de atacar el origen del problema: reducir el estrés y mejorar tu alimentación. En esos casos, tanto los champús -mal llamados ‘anticaída’- como los complementos alimenticios pueden servir de ayuda para sobrellevar ese tipo de caída puntual.
Si te encuentras en alguno de estos casos puedes preguntar en tu farmacia o a tu médico el nombre de algún tratamiento que ayude. Si no existe una causa concreta que pueda estar detrás de la caída temporal de cabello, deberías acudir a un dermatólogo para que te haga un estudio en el que certifique si padeces alopecia y de qué tipo.
Minoxidil y finasterida
Cuando se trata de alopecia androgenética (calvicie común) no hay champú, ampolla o pastilla que pueda solucionarla. De hecho, actualmente sólo existen dos tratamientos cuya eficacia ha sido clínicamente probada: la loción capilar minoxidil y el tratamiento farmacológico de finasterida. Ninguno de los dos cura la alopecia, sino que frenan la caída y estimulan el crecimiento de cabello nuevo mientras los estás tomando; es decir, que hay que mantenerlos de por vida o desaparecerá su efecto.
- El minoxidil es una loción que se está indicada tanto para hombres como para mujeres, aunque en distintas concentraciones: 2% para ellas y 5% para ellos -según el grado de caída que sufra la mujer también se le puede recetar el de mayor porcentaje-. Se aplica una o dos veces al día, en forma de spray, sobre el cuero cabelludo, y tarda varios meses en empezar a dar resultados. Es el único medicamento aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para tratar la calvicie de patrón femenino.
- La finasterida es un tratamiento oral que por sus efectos secundarios está desaconsejado para las mujeres. Estos comprimidos no sólo detienen la caída sino que promueven el crecimiento de nuevo cabello. Este fármaco actúa sobre la raíz del problema, ya que inhibe la producción de la enzima que hace que parte de la testosterona se transforme en dihidrotestosterona, la causante de la sensibilidad de los folículos. Se necesitan al menos seis meses de tratamiento para comenzar a ver resultados.
Injerto capilar
Llegados a este punto, sólo queda una solución eficaz para recuperar el pelo perdido: el transplante capilar. Se trata de un tratamiento quirúrgico que consiste en extraer pelo de una parte del cuero cabelludo en la que crezca más sano y fuerte e injertarlo en la zona donde se ha caído.
Actualmente existen dos técnicas de trasplante capilar: FUE y FUSS.
- Técnica FUE (Folicular Unit Extraction). Consiste en la extracción de las unidades foliculares de forma individual mediante el sacabocados microscópico. Se trata de una técnica muy poco agresiva, sin cortes, suturas ni cicatrices visibles por la que se pueden extraer unas 2.000 unidades foliculares en unas 12 o 14 horas -por lo que lo aconsejable es que se realice en dos sesiones-. Al ser tan poco invasiva, el paciente puede volver a su vida normal rápidamente. Su precio es más elevado que el de la cirugía capilar FUSS y permite trasplantar menos unidades foliculares por tratamiento.
- Técnica FUSS (Folicular Unit Strip Surgery). En esta técnica la extracción de las unidades foliculares se hace con tiras mediante una incisión longitudinal en la zona donante y la posterior sutura para cerrar el corte. Este procedimiento es más breve -alrededor de seis horas en el quirófano, la mitad que el FUE- y más económico. Además, se consiguen hasta un total de 4.000 unidades foliculares, aunque esta cifra depende de la zona de las que se toman los folículos, siendo la media de unos 3.000 UFs.
Pero no todo son ventajas. Uno de los inconvenientes respecto a la técnica FUE es que esta deja una pequeña cicatriz en la parte posterior, en la zona de la incisión, aunque al poco tiempo es casi imperceptible si la realiza un profesional y con sutura tricofítica, que permite que el cabello crezca a través de la sutura. La otra desventaja es que el periodo de recuperación que conlleva es mayor -por ejemplo, en este caso, hasta las dos semanas no es aconsejable practicar deporte-.
No todo el mundo es candidato para la técnica del injerto capilar, por lo que lo mejor es que acudas a un experto que valore tu situación y te recomiende cuál es la mejor opción para ti. De hecho, esta solución es menos eficaz para las mujeres que sufren alopecia de patrón femenino, ya que ésta suele ser difusa (pérdida de pelo por toda la parte superior de la cabeza) y si no existe una distancia mínima entre los folículos es difícil trasplantar los nuevos sin dañar los de alrededor.
El profesional también tendrá en cuenta cómo de avanzada se encuentra la caída de cabello, ya que un trasplante de pelo no elimina la causa de la pérdida. Es decir, el pelo “viejo” que estuviera débil pero que aún no se hubiera caído puede seguir en peligro.
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